VISIÓN DE ESPAÑA EN EL INICIO DEL SIGLO XX
No es, no es nuestra forma de gobierno un régimen parlamentario, viciado por corruptelas y abusos, según es uso entender, sino, al contrario, un régimen oligárquico, servido, que no moderado, por instituciones aparentemente parlamentarias. O, dicho de otro modo, no es el régimen parlamentario la regla, y excepción de ella los vicios y las corruptelas denunciadas en la prensa y en el Parlamento mismo durante sesenta años ; al revés, eso que llamamos desviaciones y corruptelas constituyen el régimen, son la misma regla. (...).
Nos enseña, en primer lugar, que el problema de la libertad, que el problema de la reforma política no es el problema ordinario de un régimen ya existente, falseado en la práctica, pero susceptible de sanearse con depurativos igualmente ordinarios, sino que es un hecho, y positivamente, todo un problema constitucional de cambio de forma de
Gobierno ; que se trata nada menos que de una revisión del movimiento revolucionario de 1868, y, más aún, de la revolución misma de todo el siglo XIX, respuesta al estado del problema.
Nos enseña, en segundo lugar, que mientras esa revolución no se haga, que mientras soportemos la actual forma de gobierno, será inútil que tomemos las leyes en serio, buscando en ellas garantía o defensa para el derecho.
(...) Oligarcas y caciques constituyen lo que solemos denominar clase directora o gobernante, distribuida o encasillada en "partidos". Pero aunque se lo llamemos, no lo es ; si lo fuese, formaría parte integrante de la Nación, sería orgánica representación de ella, y no es sino un cuerpo extraño (...).
Joaquín COSTA: Oligarquía y Caciquismo(1901)
LA
CRISIS DE 1917: LA ASAMBLEA DE PARLAMENTARIOS DE BARCELONA
La
Asamblea adopta los siguientes acuerdos:
a) La política del
actual Gobierno (...) constituye a la vez un agravio al Parlamento y un
obstáculo a que las ansias de renovación que siente el país puedan obtener
normal satisfacción.
b) Que habiendo
declarado el Gobierno y los partidos que tienen mayoría en las actuales Cortes,
que éstas no pueden actuar en funciones de Constituyentes, y considerando la
Asamblea que urge deliberar y resolver sobre la organización del Estado, la
autonomía de los municipios y los demás problemas que las circunstancias plantean
con apremio inaplazable para la vida del país, entiende que es indispensable la
convocatoria de nuevas Cortes con funciones de Constituyentes.
c) Que para que el país
pueda manifestar libremente su opinión, y el pueblo no vea cerrada toda esperanza
de que su voluntad sea conocida y respetada, las Cortes Constituyentes no
puedan ser convocadas por un gobierno de partido, que fatalmente seguiría los
habituales procedimientos de adulteración del sufragio, sino por un Gobierno
que encarne y represente la voluntad soberana del país.
d) Que es indispensable
que el acto realizado por el Ejército el día 1 de junio vaya seguido de una
profunda renovación de la vida pública española, emprendida y realizada por los
elementos políticos; (...)
El
acto de Barcelona descrito por los parlamentarios.
Narración expuesta en hoja clandestina por los
asambleístas
(19 de julio de 1917)
MANIFIESTO DEL COMITÉ DE HUELGA
“Ha llegado el momento de poner en práctica, sin vacilación alguna, los propósitos anunciados por los representantes de la Unión General de Trabajadores y la Confederación Nacional del Trabajo en el manifiesto suscrito por estos organismos en el mes de marzo último. Durante el tiempo transcurrido desde esa fecha hasta el momento actual, la afirmación hecha por el proletariado al demandar como remedio a los males que padece España un cambio fundamental de régimen político, ha sido corroborada por la actitud que sucesivamente han ido adoptando importantes organismos nacionales, desde las Juntas de Defensa del Arma de Infantería frente a los intentos de disolución de esos organismos por los poderes públicos, hasta la Asamblea de Parlamentarios. [...]
Pedimos la constitución de un gobierno provisional que [...] prepare, previas las modificaciones imprescindibles en una legislación viciada, la celebración de elecciones sinceras de unas Cortes Constituyentes que aborden, en plena libertad, los problemas fundamentales de la constitución política del país.”
Madrid, 12 de agosto 1917
PROCLAMA DEL GENERAL PRIMO DE RIVERA (13 septiembre 1923)
Al país y al ejército.
Españoles: Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéramos querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida española), de recoger las ansias, de atender el clamoroso requerimiento de cuantos, amando la Patria, no ven para ella otra salvación que libertarla de los profesionales de la política, de los que por una u otra razón nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron en el año 98 y amenazan a España con un próximo fin trágico y deshonroso. La tupida red de la política de concupiscencias ha cogido en sus mallas, secuestrándola, hasta la voluntad real. (...) Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya de rebeldías mansas, que, sin poner remedio a nada, dañan tanto y más a la disciplina que está recia y viril a que nos lancemos por España y por el rey.
Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar, los días buenos que para la Patria esperamos.
¡Españoles! ¡Viva España y viva el Rey!
ALFONSO
XIII Y EL GOLPE DE PRIMO DE RIVERA
“Parece
claro que lo que indujo al rey Alfonso a coquetear con una «solución»
extraparlamentaria fue la resurrección del parlamentarismo español más bien que
su degeneración. El debate público sobre las responsabilidades y la propaganda
antialfonsina de los socialistas no podía dejar de convertirse en un engorro
insoportable para el monarca. La proyectada sesión de las Cortes del 2 de
octubre de 1923 para ocuparse del informe de la Comisión de responsabilidades,
que suponía que iba a incriminar al mismo rey, constituía para él una
pesadilla. Y ésta fue presumiblemente la razón de que los pronunciados se
apoderaran precipitadamente de los archivos de la Comisión Picasso a la mañana siguiente del golpe [
... ]
Pero
la rebelión popular en favor de la deseada dictadura real no se producía y
Alfonso tuvo que cultivar los procedimientos anticonstitucionales tradicionales
[ ... ] Un mes más tarde, el rey confesó abiertamente a Antonio Maura que
estaba dispuesto a dar personalmente un golpe. No es extraño, pues, que los
futuros gobiernos vieran en el rey un cómplice en potencia de sus planes para
derribar el sistema parlamentario. ¿Cómo podría explicarse, si no, la extraña
reunión entre el monarca y los futuros golpistas, durante la cual los últimos
informaron al primero de sus planes, diez días antes de levantarse en armas?
Ben‑Ami, Shlomo (1983): La Dictadura de
Primo de Rivera, 1923‑1930,
Madrid, Planeta, p. 29.
DECLARACIONES
DE ALFONSO XIII
Solamente
ha cambiado una cosa después del Directorio, y es que se puede pasear con
dinero en el bolsillo sin temor a percance; que ya no hay huelgas; que nuestras
fábricas marchan y que los patronos no ven ya cada mañana a los obreros con
revólver en mano (...). El general Primo nos ha hecho saltar por encima de la
Constitución y esto es grave, ¡evidentemente! (...) ¿Hubiera podido conjugar
las huelgas y regenerar el espíritu político de España sin salirse de la
Constitución? (...)
Si
se volviese a abrir el Parlamento, se vería cómo los viejos partidos, que
llevaban el país a la ruina, volverían a reanudar sus disputas (...).
¿De
qué se compone el parlamentarismo, tan poco rico en fórmulas como en
caracteres? Un ideal intangible para los privilegiados que viven de él; eso es
todo (...). Para complacer a seis mil personas, ¿íbamos a sacrificar a veinte
millones?
Declaraciones
reproducidas en El Sol, Madrid, 1925
DECLARACIÓN
DE LOS CATALANES 13 JUNIO 1929
«En estos últimos
años, además de la supresión general del sufragio y de las garantías de los
derechos individuales del ciudadano, se ha prohibido, amenazando con fuertes
sanciones, la exhibición de la bandera catalana; la Mancomunidad Consejo
Administrativo de Cataluña) ha sido disuelta; se ha limitado el uso de la
lengua catalana, incluso en los actos religiosos, y se ha prohibido en la
enseñanza pública y privada en todos sus grados; se han suspendido periódicos,
se han clausurado asociaciones y otras han sido intervenidas por el Gobierno;
los patriotas han sido perseguidos, y otros han sido juzgados y condenados irregularmente
por consejos de guerra; pero el Pueblo Catalán ha sufrido estos atentados sin
que disminuyan ninguna de sus características nacionales.
Ante
estas persecuciones y ante la negación obstinada por parte del Gobierno
español, no sólo de los derechos de Cataluña, sino también de su personalidad,
los catalanes se ven obligados a declarar:
Que la cuestión
catalana subsiste, considerablemente agravada.
Que los catalanes
reclaman la garantía de los derechos civiles generales, suprimidos por la
Dictadura.
Que Cataluña necesita
el reconocimiento de sus derechos con amplias garantías que permitan el libre
desenvolvimiento de su personalidad en todas sus manifestaciones.
Que mientras no esté
reglamentada, la cuestión catalana será para España causa inevitable de
agitación y de inquietud, al mismo tiempo que un foco eventual de conflictos
que, dada la situación geográfica de Cataluña, podrían tener una importancia
internacional.»
Barcelona,
13 de junio de 1929.
SOBRE LA OBRA DEL DICTADOR PRIMO DE RIVERA
La historia política de la dictadura puede
contarse rápidamente. El «directorio militar» se convierte en «civil» afines de
1925, designa en 1927 una Asamblea consultiva y proyecta en 1929 una
Constitución: todo esto no cambia ni su esencia ni sus métodos. Pero ¿realizó
algún trabajo en orden a los grandes problemas nacionales por resolver? Sólo
resolvió la cuestión marroquí. Se mantuvo la alianza con Francia y, desde 1925,
el Rif no volvió a agitarse [ ... ]
Dos hombres, el conde de
Guadalhorce y Calvo Sotelo, anunciaron importantes proyectos económicos. Se
les reprochó el aumento de la deuda [ ... ]. Pero el Estado provee de fondos ya
a grandes empresas públicas Por lo menos una de ellas era de altos vuelos: las
Confederaciones Sindicales Hidrográficas [ ... ]
Las intenciones más
teóricas (nacionalismo económico, economía dirigida) dieron aún menos
resultado; no se observó el porcentaje de capitales y técnicos nacionales
impuesto a las empresas; se cedió el monopolio de Teléfonos a los norteamericanos;
las ventajas concedidas a los puertos andaluces y la desconcentración
geográfica de las industrias no originaron ningún cambio en la estructura
española, y disgustaron a catalanes y vascos [ ... ]
El programa social, a la
moda italiana, había anunciado la «supresión» de la lucha de clases. Se
establecieron los Comités Paritarios obligatorios, se entró en contacto con los
reformistas Largo Caballero y Prieto, y se reglamentó el trabajo nocturno de
las mujeres. Pero los obreros no dejaron de notar que los salarios no seguían
la curva de una prosperidad patronal ostentosa, y que la huelga había sido
prohibida.
El problema regional no fue
tratado por grandes medios, sino con cominerías. En Cataluña se destruyó
la Mancomunidad de 1913 y su obra. La
alianza con las clases dirigentes catalana y vasca se perdió rápidamente. Pero
como su patriotismo regional ya se había vuelto sospechoso, los
«nacionalismos» fueron alimentados ahora por la oposición democrática.
Vilar, Pierre (1978): Historia de España, Barcelona,
Crítica, p.120‑122
LA OPOSICIÓN A LA DICTADURA Y AL REY
¡Españoles! Surge de las
entrañas sociales un profundo clamor popular que demanda justicia y un impulso
que nos mueve a procurarla.
Puestas sus esperanzas en la
República, el pueblo está ya en medio de la calle.
Para servirle hemos querido tramitar la
demanda por los procedimientos de la ley y se nos ha cerrado el camino; cuando
pedíamos justicia, se nos arrebató la libertad, cuando hemos pedido libertad,
se nos ha ofrecido como concesión unas Cortes amañadas como las que fueron
barridas, resultantes de un sufragio falsificado, convocadas por un Gobierno de
dictadura, instrumento de un rey que ha violado la Constitución y realizadas
con la colaboración de un caciquismo omnipotente (..
Venimos a derribar la
fortaleza en que se ha encastillado el Poder personal, a meter la Monarquía en
los archivos de la Historia y a establecer la República sobre la base de la
soberanía nacional representada en una Asamblea Constituyente. De ella saldrá
la España del porvenir y un nuevo Estatuto inspirado en la conciencia
universal, que pide para todos los pueblos un Derecho nuevo, ungido de
aspiraciones a la igualdad económica y a la justicia social.
Entre tanto, nosotros, conscientes
de nuestra misión y de nuestra responsabilidad, asumimos las funciones del
Poder Público con carácter de Gobierno Provisional.
¡Viva España con honra!. ¡Viva la República!
Manifiesto del comité revolucionario (octubre de 1930
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