viernes, 3 de agosto de 2012

TEXTOS TEMA 14.1 y 14.2


VISIÓN DE ESPAÑA EN EL INICIO DEL SIGLO XX


No es, no es nuestra forma de gobierno un régimen parlamentario, viciado por corruptelas y abusos, según es uso entender, sino, al contrario, un régimen oligárquico, servido, que no moderado, por instituciones aparentemente parlamentarias. O, dicho de otro modo, no es el régimen parlamentario la regla, y excepción de ella los vicios y las corruptelas denunciadas en la prensa y en el Parlamento mismo durante sesenta años ; al revés, eso que llamamos desviaciones y corruptelas constituyen el régimen, son la misma regla. (...).
Nos enseña, en primer lugar, que el problema de la libertad, que el problema de la reforma política no es el problema ordinario de un régimen ya existente, falseado en la práctica, pero susceptible de sanearse con depurativos igualmente ordinarios, sino que es un hecho, y positivamente, todo un problema constitucional de cambio de forma de
Gobierno ; que se trata nada menos que de una revisión del movimiento revolucionario de 1868, y, más aún, de la revolución misma de todo el siglo XIX, respuesta al estado del problema.
Nos enseña, en segundo lugar, que mientras esa revolución no se haga, que mientras soportemos la actual forma de gobierno, será inútil que tomemos las leyes en serio, buscando en ellas garantía o defensa para el derecho.
(...) Oligarcas y caciques constituyen lo que solemos denominar clase directora o gobernante, distribuida o encasillada en "partidos". Pero aunque se lo llamemos, no lo es ; si lo fuese, formaría parte integrante de la Nación, sería orgánica representación de ella, y no es sino un cuerpo extraño (...).


Joaquín COSTA: Oligarquía y Caciquismo(1901)


LA CRISIS DE 1917: LA ASAMBLEA DE PARLAMENTARIOS DE BARCELONA

La Asamblea adopta los siguientes acuerdos:
a) La política del actual Gobierno (...) constituye a la vez un agravio al Parlamento y un obstáculo a que las ansias de renovación que siente el país puedan obtener normal satisfacción.
b) Que habiendo declarado el Gobierno y los partidos que tienen mayoría en las actuales Cortes, que éstas no pueden actuar en funciones de Constituyentes, y considerando la Asamblea que urge deliberar y resolver sobre la organización del Estado, la autonomía de los municipios y los demás problemas que las circunstancias plantean con apremio inaplazable para la vida del país, entiende que es indispensable la convocatoria de nuevas Cortes con funciones de Constituyentes.
c) Que para que el país pueda manifestar libremente su opinión, y el pueblo no vea cerrada toda esperanza de que su voluntad sea conocida y respetada, las Cortes Constituyentes no puedan ser convocadas por un gobierno de partido, que fatalmente seguiría los habituales procedimientos de adulteración del sufragio, sino por un Gobierno que encarne y represente la voluntad soberana del país.
d) Que es indispensable que el acto realizado por el Ejército el día 1 de junio vaya seguido de una profunda renovación de la vida pública española, emprendida y realizada por los elementos políticos; (...)

El acto de Barcelona descrito por los parlamentarios.
Narración   expuesta en hoja clandestina por los asambleístas

                                     (19 de julio de 1917)




MANIFIESTO DEL COMITÉ DE HUELGA



“Ha llegado el momento de poner en práctica, sin vacilación alguna, los propósitos anunciados por los representantes de la Unión General de Trabajadores y la Confederación Nacional del Trabajo en el manifiesto suscrito por estos organismos en el mes de marzo último. Durante el tiempo transcurrido desde esa fecha hasta el momento actual, la afirmación hecha por el proletariado al demandar como remedio a los males que padece España un cambio fundamental de régimen político, ha sido corroborada por la actitud que sucesivamente han ido adoptando importantes organismos nacionales, desde las Juntas de Defensa del Arma de Infantería frente a los intentos de disolución de esos organismos por los poderes públicos, hasta la Asamblea de Parlamentarios. [...] 
Pedimos la constitución de un gobierno provisional que [...] prepare, previas las modificaciones imprescindibles en una legislación viciada, la celebración de elecciones sinceras de unas Cortes Constituyentes que aborden, en plena libertad, los problemas fundamentales de la constitución política del país.” 


Madrid, 12 de agosto 1917


PROCLAMA DEL GENERAL PRIMO DE RIVERA  (13 septiembre 1923)



Al país y al ejército.
Españoles: Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéramos querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida española), de recoger las ansias, de atender el clamoroso requerimiento de cuantos, amando la Patria, no ven para ella otra salvación que libertarla de los profesionales de la política, de los que por una u otra razón nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron en el año 98 y amenazan a España con un próximo fin trágico y deshonroso. La tupida red de la política de concupiscencias ha cogido en sus mallas, secuestrándola, hasta la voluntad real. (...) Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya de rebeldías mansas, que, sin poner remedio a nada, dañan tanto y más a la disciplina que está recia y viril a que nos lancemos por España y por el rey.
Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar, los días buenos que para la Patria esperamos.
¡Españoles! ¡Viva España y viva el Rey!


ALFONSO XIII Y EL GOLPE DE PRIMO DE RIVERA

“Parece claro que lo que indujo al rey Alfonso a coquetear con una «solución» extraparlamentaria fue la resurrección del parlamentarismo español más bien que su degeneración. El debate público sobre las responsabilidades y la propa­ganda antialfonsina de los socialistas no podía dejar de convertirse en un engorro insoportable para el monarca. La proyectada sesión de las Cortes del 2 de octubre de 1923 para ocuparse del informe de la Comisión de responsabilida­des, que suponía que iba a incriminar al mismo rey, constituía para él una pesa­dilla. Y ésta fue presumiblemente la razón de que los pronunciados se apode­raran precipitadamente de los archivos de la Comisión  Picasso a la mañana si­guiente del golpe [ ... ]
Pero la rebelión popular en favor de la deseada dictadura real no se producía y Alfonso tuvo que cultivar los procedimientos anticonstitucionales tradicionales [ ... ] Un mes más tarde, el rey confesó abiertamente a Antonio Maura que estaba dispuesto a dar personalmente un golpe. No es extraño, pues, que los futuros gobiernos vieran en el rey un cómplice en potencia de sus planes para derribar el sistema parlamentario. ¿Cómo podría explicarse, si no, la extraña reunión entre el monarca y los futuros golpistas, durante la cual los últimos informaron al primero de sus planes, diez días antes de levantarse en armas?
BenAmi, Shlomo (1983): La Dictadura de Primo de Rivera, 19231930, Madrid, Planeta, p. 29.


DECLARACIONES DE ALFONSO XIII
            Solamente ha cambiado una cosa después del Directorio, y es que se puede pasear con dinero en el bolsillo sin temor a percance; que ya no hay huelgas; que nuestras fábricas marchan y que los patronos no ven ya cada mañana a los obreros con revólver en mano (...). El general Primo nos ha hecho saltar por encima de la Constitución y esto es grave, ¡evidentemente! (...) ¿Hubiera podido conjugar las huelgas y regenerar el espíritu político de España sin salirse de la Constitución? (...)
Si se volviese a abrir el Parlamento, se vería cómo los viejos partidos, que llevaban el país a la ruina, volverían a reanudar sus disputas (...).
¿De qué se compone el parlamentarismo, tan poco rico en fórmulas como en caracteres? Un ideal intangible para los privilegiados que viven de él; eso es todo (...). Para complacer a seis mil personas, ¿íbamos a sacrificar a veinte millones?

Declaraciones reproducidas en El Sol, Madrid, 1925

DECLARACIÓN DE LOS CATALANES 13 JUNIO 1929

«En estos últimos años, además de la supresión general del sufragio y de las garantías de los derechos individuales del ciudadano, se ha prohibido, amenazando con fuertes sancio­nes, la exhibición de la bandera catalana; la Mancomunidad Consejo Administrativo de Cataluña) ha sido disuelta; se ha limitado el uso de la lengua catalana, incluso en los actos reli­giosos, y se ha prohibido en la enseñanza pública y privada en todos sus grados; se han suspendido periódicos, se han clausurado asociaciones y otras han sido intervenidas por el Gobierno; los patriotas han sido perseguidos, y otros han sido juzgados y condenados irregularmente por consejos de gue­rra; pero el Pueblo Catalán ha sufrido estos atentados sin que disminuyan ninguna de sus características nacionales.
Ante estas persecuciones y ante la negación obstinada por parte del Gobierno español, no sólo de los derechos de Cataluña, sino también de su personalidad, los catalanes se ven obligados a declarar:
Que la cuestión catalana subsiste, considerablemente agravada.
Que los catalanes reclaman la garantía de los derechos civiles generales, suprimidos por la Dictadura.
Que Cataluña necesita el reconocimiento de sus dere­chos con amplias garantías que permitan el libre desen­volvimiento de su personalidad en todas sus manifestacio­nes.
Que mientras no esté reglamentada, la cuestión cata­lana será para España causa inevitable de agitación y de inquietud, al mismo tiempo que un foco eventual de con­flictos que, dada la situación geográfica de Cataluña, podrían tener una importancia internacional.»

 Barcelona, 13 de junio de 1929.

 SOBRE LA OBRA DEL DICTADOR PRIMO DE RIVERA

 La historia política de la dictadura puede contarse rápidamente. El «directorio militar» se convierte en «civil» afines de 1925, designa en 1927 una Asamblea consultiva y proyecta en 1929 una Constitución: todo esto no cambia ni su esencia ni sus métodos. Pero ¿realizó algún trabajo en orden a los grandes problemas nacionales por resolver? Sólo resolvió la cuestión marroquí. Se mantuvo la alianza con Francia y, desde 1925, el Rif no volvió a agitarse [ ... ]
Dos hombres, el conde de Guadalhorce y Calvo Sotelo, anunciaron importan­tes proyectos económicos. Se les reprochó el aumento de la deuda [ ... ]. Pero el Estado provee de fondos ya a grandes empresas públicas Por lo menos una de ellas era de altos vuelos: las Confederaciones Sindicales Hidrográficas [ ... ]
Las intenciones más teóricas (nacionalismo económico, economía dirigida) dieron aún menos resultado; no se observó el porcentaje de capitales y técnicos nacionales impuesto a las empresas; se cedió el monopolio de Teléfonos a los norteamericanos; las ventajas concedidas a los puertos andaluces y la descon­centración geográfica de las industrias no originaron ningún cambio en la estruc­tura española, y disgustaron a catalanes y vascos [ ... ]
El programa social, a la moda italiana, había anunciado la «supresión» de la lucha de clases. Se establecieron los Comités Paritarios obligatorios, se entró en contacto con los reformistas Largo Caballero y Prieto, y se reglamentó el trabajo nocturno de las mujeres. Pero los obreros no dejaron de notar que los salarios no seguían la curva de una prosperidad patronal ostentosa, y que la huelga había sido prohibida.
El problema regional no fue tratado por grandes medios, sino con cominerías. En Cataluña se destruyó la  Mancomunidad de 1913 y su obra. La alianza con las clases dirigentes catalana y vasca se perdió rápidamente. Pero como su pa­triotismo regional ya se había vuelto sospechoso, los «nacionalismos» fueron ali­mentados ahora por la oposición democrática.

Vilar, Pierre (1978): Historia de España, Barcelona, Crítica, p.120122



LA OPOSICIÓN A LA DICTADURA Y AL REY
            ¡Españoles! Surge de las entrañas sociales un profundo clamor popular que demanda justicia y un impulso que nos mueve a procurarla.
            Puestas sus esperanzas en la República, el pueblo está ya en medio de la calle.
             Para servirle hemos querido tramitar la demanda por los procedimientos de la ley y se nos ha cerrado el camino; cuando pedíamos justicia, se nos arrebató la libertad, cuando hemos pedido libertad, se nos ha ofrecido como concesión unas Cortes amañadas como las que fueron barridas, resultantes de un sufragio falsificado, convocadas por un Gobierno de dictadura, instrumento de un rey que ha violado la Constitución y realizadas con la colaboración de un caciquismo omnipotente (..
Venimos a derribar la fortaleza en que se ha encastillado el Poder personal, a meter la Monarquía en los archivos de la Historia y a establecer la República sobre la base de la soberanía nacional representada en una Asamblea Constituyente. De ella saldrá la España del porvenir y un nuevo Estatuto inspirado en la conciencia universal, que pide para todos los pueblos un Derecho nuevo, ungido de aspiraciones a la igualdad económica y a la justicia social.
            Entre tanto, nosotros, conscientes de nuestra misión y de nuestra responsabilidad, asumimos las funciones del Poder Público con carácter de Gobierno Provisional.
 ¡Viva España con honra!. ¡Viva la República!

                                        Manifiesto del comité revolucionario (octubre de 1930



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