lunes, 1 de abril de 2013

Textos 14.5 y 14.6



Entrevista con el General Franco


“A mi pregunta: ¿Ahora que el golpe ha fracasado en sus objetivos, por cuánto tiempo seguirá la matanza. Contestó tranquilamente: No habrá compromiso ni tregua, seguiré preparando mi avance hacia Madrid. Avanzaré -gritó-, tomaré la capital. Salvaré España del marxismo, cueste lo que cueste. No dudaría en matar a media España si tal fuera el precio a pagar para pacificarla.
Pregunta:¿Qué haría su gobierno si venciera?. General Franco.- Yo establecería una dictadura militar y más tarde convocaría un plebiscito nacional para ver lo que el país quiere. Los españoles están cansados de política y de políticos.
Pregunta: ¿Cómo consiguió usted colaborar con la República con aparente lealtad durante tanto tiempo? (Franco fue jefe de Estado Mayor en 1934 y 1935).   General Franco: Colaboré realmente todo el tiempo en que pensé que la República representaba la voluntad popular
Pregunta: Y las elecciones de febrero, ¿no representaron la voluntad popular? General Franco: Las elecciones nunca la representan
Jay Allen "NEWS CHRONICLE",( periódico ingles) 29 de julio de 1936.

La posición de la Iglesia

“Carta colectiva del episcopado español: la postura de la Iglesia.”


            “El 27 de de febrero de 1936, a raíz del triunfo del Frente Popular, la Komintern rusa decretaba la revolución española y la financiaba con exorbitantes cantidades. El 1º de mayo siguiente centenares de jóvenes postulaban públicamente en Madrid “para bombas y pistolas, pólvora y dinamita para la próxima revolución”.
La guerra es, pues, como un plebiscito armado. La lucha de los comicios de 1936, en que la falta de conciencia política del gobierno nacional dio arbitrariamente a las fuerzas revolucionarias un triunfo que no habían logrado en las urnas, se transformó por la contienda cívico-militar, en la lucha cruenta de un pueblo partido en dos tendencias: la espiritual, del lado de los sublevados, que salió a la defensa del orden, la paz social, la civilización tradicional y la patria, y muy ostensiblemente en un gran sector, para la defensa de la religión; y de otra parte, la materialista, llámese marxista, comunista o anarquista, que quiso sustituir, la vieja civilización de España, con todos sus factores, por la novísima civilización de los soviets rusos (…)
  Primero. Que la Iglesia, a pesar de su espíritu de paz y de no haber querido la guerra ni haber colaborado con ella, no podía ser indiferente en la lucha: se lo impedía su doctrina y su espíritu, el sentido de conservación y la doctrina de Rusia (…)
 Cuarta. Hoy por hoy no hay en España más esperanza para reconquistar la justicia y la paz, y los bienes que de ellas derivan, que el triunfo del movimiento nacional. Tal vez hoy menos que en los comienzos de la guerra porque el bando contrario, a pesar de todos los esfuerzos de sus hombres de gobierno, no ofrece garantías de estabilidad política y social
1 de julio de 1937

Discurso radiado de Martínez Barrio. Agosto de 1936


“Digo que el aserto de los generales sublevados es una pura falsedad. La rebelión militar no tiene enfrente a un Gobierno marxista, ni a un Estado marxista. Los generales, jefes y oficiales que se han alzado en armas lo han hecho contra el Estado español, representado por un presidente de la República, nombrado legalmente, por una Cámara legítima elegida sin tacha...
¿Por qué lo han hecho? ¿Para qué lo han hecho? Los designios son tan notorios y el propósito tan evidente... Simplemente se trata de sustituir la voluntad general del pueblo entero por la de una clase social deseosa de perpetuar sus  privilegios. Ni amor a España, ni inquietud por el cuerpo de la Patria, ni temores por su desmembración, ni zozobra por el desarrollo de su economía. Nada de lo que se ha dicho y propagado es el verdadero origen de la revuelta...Porque los españoles somos una democracia legalmente organizada, con un origen de legitimidad incuestionable. La República Española es, naturalmente, la legalidad”
Fuente Diaz-Playa; "La guerra de España en sus documentos”

Represión y Guerra de Clases.  Sucesos de Baena  (Córdoba) 19 de julio de 1936


“En Baena vivían 8.000 y pico jornaleros de sus 21.000 habitantes... Aquella noche los 90 guardias civiles y los paisanos que apoyaban el levantamiento comenzaron a fortificarse en la parte alta de la ciudad. No tardaron mucho en verse atacados por los jornaleros...Eran los trabajadores contra los amos... Bastaba el odio hacia todo el que llevase corbata. La prenda señalaba a quien no tenía que ganarse un jornal cada día... A empujones unos hombres conducían a un cura calle abajo. El cura llevaba un ronzal al cuello y los hombres le insultaban mientras le obligaban a caminar. Al cabo de unos minutos... se oyó un disparo. Uno de los hombres había disparado su escopeta de caza a la cara del sacerdote, dejándole ciego. Se lo llevaron al convento de San Francisco, donde volvieron a pegarle un tiro y luego lo quemaron. ¿Por qué mataron al cura? Porque los curas estaban unidos a los ricos...En los primeros días de lucha los jornaleros mataron sólo a una docena de los ricos de la ciudad... eran los más severos entre los terratenientes derechistas que formaban parte de la clase gobernante, los 40 ó 50 a los que los jornaleros debían acudir, gorra en mano, a pedirles trabajo...Era ya mediodía... los defensores vieron que en los altos de la sierra aparecían tropas marroquíes, legionarios y guardias civiles... Las tropas marroquíes acorralaron a los jornaleros y los condujeron a la plaza que había en la cima...se los llevaron al muro del cementerio. Conté siete camiones, cada uno con ocho o diez hombres. En total fusilaron cerca de 100.
R. Fraser: Historia oral de la guerra civil española. Barcelona 1979

Dos visiones diferentes de llevar la guerra: los "hechos de Mayo"


“( ... ) a) Rápida formación del Ejército Regular. El cumplimiento de esta tarea exige la absorción completa de los restos que aún subsisten de unidades militares espontáneas, milicias sindicales y de partido, en las unidades disciplinadas, orgánicas del ejército único ( ... ) Armamento e instrucción militar general y especial. Férrea disciplina revolucionaria de guerra. ( ... ) g) ( ... ) educar al pueblo en el odio y la intransigencia hasta el exterminio contra el fascismo nacional y extranjero que invade y arrasa con sus armas nuestro país y que traiciona la retaguardia, pero también contra sus .agentes disfrazaros de revolucionarios que actúan en el seno de las organizaciones-antifascistas.”

Resolución del Pleno del Partido Comunista de España. (mayo de 1937)

 “La contrarrevolución tiene un plan. Los reformistas del PSUC lo han llamado "Plan de la v¡ctoria". Etapas de este plan son los hechos sucedidos últimamente ( ... ) Desarme de los trabajadores en medio de la calle. Y ayer por la tarde, asalto armado al edificio de la Telefónica de la Plaza Cataluña ( ... ) Preparativos del ataque a fondo contra las conquistas de la revolución. Pero la respuesta proletaria no ha podido ser más contundente. Miles de trabajadores han salido a la calle con las armas bajo el brazo. Las fábricas, los talleres, los almacenes han parado la producción. Las barricadas de la libertad han vuelto a surgir en todos los lugares de la ciudad”
Resolución del Comité electivo del POUM. (mayo de 1937)

 

La dimensión internacional de la Guerra Civil

  La guerra española fue el acontecimiento más importante y complejo del pa­norama internacional europeo de los años 30, antes de la expansión de la Alemania nazi.
La relación de cada una de las potencias y países interesados en la guerra española fue bastante individual y diferenciada. La más neutral de ellas fue Gran Bretaña, cuyo gobierno no deseaba tomar ninguna parte en la contienda. Dentro del gobierno británico hubo división de opiniones: los conservadores ciertamente no deseaban la derrota de Franco, mientras que para los laboristas la guerra española llegó a ser un tema candente a favor del lado opuesto. Pero oficialmente se mantuvo la neutralidad.
 La situación de Francia era más complicada. En París había un gobierno del Frente Popular, con evidente simpatía por los republicanos el gobierno francés había llegado a depender en su estrategia internacional de la Gran Bretaña y no actuaba de modo independiente. Por eso pronto aceptó la postura inglesa y cooperó en la formación del «Comité de No Intervención»
  [ ... ] y las derechas francesas amenazaron al gobierno con el espectro de una guerra civil en Francia si se ayudaba a los republicanos [ ... ]

De los dictadores que intervinieron en España, el más firme y resuelto fue Mussolini. El interés del gobierno italiano en la guerra española estuvo motivado en parte por razones políticas, pero ante todo por razones estratégicas -la ambición del fascismo italiano de crear un “mare nostrum” en el Mediterráneo‑ [ ... ]
 La política de Hitler fue más mesurada y también más cínica. Ciertamente deseaba evitar la victoria de un régimen izquierdista en España, y envió ayuda importante a los nacionales ‑sobre todo la Legión Condor‑, pero el aspecto más importante de la guerra española para Hitler fue su utilidad como factor de diversión. El conflicto de España alejaba la atención internacional de la  Europa central, donde Hítler estaba embarcado en un proceso de rearme extenso y rápido.
 Dos factores parecen haber impulsado a Stalin a intervenir en España: uno de ellos fue la situación geoestratégica del país que no quería abandonar a las potencias fascistas, y de otro, el hecho de que la revolución colectivista en la zona republicana había dado origen a la única revolución social ocurrida fuera de la URSS
  
Payne, Stanley (1996): «La dimensión internacional de la Guerra Civil», ABC, 18‑7‑96, p. 58‑59.

Discurso de Manuel Azaña. 1938. El discurso de las tres p

 “Es la conmoción profunda en la moral de un país, que nadie puede constreñir y que nadie puede encauzar Después de un terremoto, es difícil reconocer el perfil del terreno. Imaginad una montaña volcánica, pero apagada. en cuyos flancos viven durante generaciones muchas familias pacíficas. Un día, la montaña entra de pronto en erupción, causa estragos, y cuando la erupción cesa y se disipan las humaredas, los habitantes supervivientes miran a la montaña y ya no les parece la misma; no reconocen su perfil, no reconocen su forma. Es la misma montaña, pero de otra manera, y la misma materia en fusión que expele el cráter; cuando cae en tierra y se solidifica, forma parte del perfil del terreno y hay que contar con ella para las edificaciones del día de mañana.
Este fenómeno profundo, que se da en todas las guerras, me impide a mi hablar del porvenir de España en el orden político y en el orden moral, porque es un profundo misterio, en este país de las sorpresas y de las reacciones inesperadas, o que podrá resultar el día en que los españoles, en paz, se pongan a considerar lo que han hecho durante la guerra. Yo creo que si de esta acumulación de males ha de salir el mayor bien posible, será con este espíritu, y desventurado el que no lo entienda así.
No tengo el optimismo de un Pangloss ni voy a aplicar a este drama español la simplicísima doctrina del adagio de que «no hay mal que por bien no venga». No es verdad, no es verdad. Pero es obligación moral, sobre todo de los que padecen la guerra, cuando se acabe como nosotros queremos que se acabe, sacar de la lección y de la musa de escarmiento el mayor bien posible, y cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que se acordarán, si alguna vez sienten que les hierve la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelve a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y escuchen su lección: la de esos hombres, que han caído embravecidos en la batalla luchando magnánimamente por un ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: «Paz, Piedad y Perdón».

Azaña, M.: Discurso en el Ayuntamiento de Barcelona, l8 de julio de 1938.



Discurso pronunciado por Francisco Franco en el desfile de la Victoria.

"( ... ) Yo quisiera, españoles, que la unidad sagrada que alienta en vuestro común entusiasmo, y en el fervor por la obra de nuestros combatientes, no decaiga jamás; ha sido la base de nuestra Victoria, y en ella se asienta el edificio de la nueva España.
Yo no puedo ocultaros en este día los peligros que todavía acechan a nuestra Patria. Terminó el frente de la guerra pero sigue la lucha en otro campo.
La Victoria se malograría si no continuásemos con la tensión y la inquietud de los días heroicos, si dejásemos en libertad de acción a los eternos disidentes, a los rencorosos, a los egoístas, a los defensores de una economía liberal que facilitaba la explotación de los débiles por los mejor dotados.
No nos hagamos ilusiones: el espíritu judaico que permitía la alianza del gran capital con el marxismo, que sabe tanto de pactos con la revolución antiespañola, no se extirpa en un día, y aletea en el fondo de muchas conciencias.
Mucha ha sido la sangre derramada y mucho ha costado a las madres españolas nuestra Santa Cruzada para que permitamos que la Victoria pueda malograrse por los agentes extranjeros infiltrados en las Empresas o por el torpe murmurar de gentes mezquinas y sin horizontes.
Hacemos una España para todos: vengan a nuestro campo los que arrepentidos de corazón quieran colaborar a su grandeza; pero si ayer pecaron, no esperen les demos el espaldarazo mientras no se hayan redimido con sus obras.
Para esta gran etapa de la reconstrucción de España necesitamos que nadie piense volver a la normalidad anterior; nuestra normalidad no son los casinos ni los pequeños grupos, ni los afanes parciales. Nuestra normalidad es el trabajo abnegado y duro de cada día para hacer una Patria nueva y grande de verdad. ( ... )
Pero para coronar nuestra gran obra necesitamos que a la Victoria militar acompañe la política; no basta ordenar la unidad sagrada, hace falta trabajarla, llevar la doctrina y las nuevas consignas a todos los lugares, que vosotros seáis los colaboradores de. la nueva empresa, de la que son fuerzas de choque la juventud heroica que en los frentes de batalla y en las cárceles sombrías recogieron de labios de tantos héroes su último ¡ARRIBA ESPAÑA!

Esta es la misión de nuestro Movimiento."
Madrid, 19 de mayo de 1939

 

 


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